sábado, 2 de junio de 2007

Notas Acerca de Petare en la Historia de Venezuela.



Por: Suzuky Margarita Gómez Castillo.
UPEL- Miranda- Venezuela.



Petare cuenta con una superficie aproximada de 146.275 metros cuadrados y esta aproximadamente a 820 metros sobre el nivel del mar a orillas del río Caurimare. Para la época prehispánica Petare así como todo espacio que comprende el Este del Valle de Caracas, formaban parte del dominio de los indios Mariches, en un principio fue una ranchería de asiento aborigen, entre cuyos jefes cabe mencionar a Tamanaco, de origen Caribe. Deberán pasar más de 450 años, para que los censos arrojen que aproximadamente 856.436 mil personas ocupan hoy el mismo asiento.[1]
Este Valle era un “territorio fértil, rico en variadas especies vegetales que proporcionaban frescura, y materia prima para el sano desenvolvimiento en la región, allí abundaban las…taracas, mijaos, apamates, cascarones, bucares, lecheros, guamos, moncillos, ceibos”.[2]
Esa era la plaza cuidada con esmero por el Mariche. Si se confronta ese territorio con lo que es actualmente, nos topamos con barriadas, nuevos asentamientos urbanos no regulados (otro tipo de ranchería), llenos de hombres, mujeres y niños con características étnicas muy diferentes, productos de los cambios migratorios é inmigratorios. Lorenzo Vargas que ha estudiado con detalle este tema afirma al respecto lo siguiente:


“(…)por determinantes antropológicos, ya no pertenecen a esta raza de aborígenes [El autor hace referencia a los nuevos habitantes de Petare], sino que forman parte de esa - raza cósmica – de Vasconcelos. Raza combustionada en el crisol del tiempo. Allí están La Dolorita, Julián Blanco, Carpintero, Barrio El Carmen, todos los sectores de La Urbina y mas allá el sector rural, que lentamente se integra al límite de la población. Se extienden esos parajes para lindar con el Tuy por una parte y por la otra con Guarenas(...)”[3]

Desaparece la nación Mariches, se unen en mestizaje, gracias al fuego del conquistador, por una parte el aborigen lucha amparando sus tierras y por la otra perece abrazado por el testarudo conquistador dando paso a nuevos patrones de productividad, que cambiaran la morfología del cultivo y la nueva cría.

En 1545 llegó Francisco Fajardo en su papel colonialista, lo hace por el abra de Catia, recorre el río Guaire, se percata de la existencia de muchos poblados y llega a las posesiones de Los Mariches las cuales ataca con éxito[4], luego hacia 1568 Diego de Losada, con predominio de fuerza se posesionará en nombre de la corona española de las vastas riquezas que promovía esta zona, sin embargo, es 1572 cuando muere Tamanaco mordido por una fiera española, esta situación desmoralizó a su pueblo y les hizo huir hacia los montes cércanos que conocían muy bien.
Correspondió a Taparacay, Pariacare y Karimao continuar las luchas entre 1573 y 1576, cuando Aricabuto lejos de proteger a su gente, decidió entregarla a Losada para proteger su existencia y lograr parte de esas fortunas así como objetos desconocidos que poseían los europeos.[5]


Es en 1580, cuando se inicia el nuevo proceso de ocupación y aprovechamiento de estas tierras por razón de la encomienda, institución anunciada por el Rey de España y que expresa con claridad quienes debían vivir en ellas.
“La real cédula se refiere a los Encomenderos. Ordena y manda el monarca que estos señores; “asistan, vivan y residan en las ciudades, villas y lugares donde son encomenderos”. El rey quiere por todos los medios, que los naturales reciban la atención debida”…siendo el deber de señores”…”adoctrinarlos y enseñarles la fe y que por ningún motivo reciban vejaciones ni agravios”.[6]

Esta institución llevaba como objetivo central “…la protección de los indios de la esclavitud, así como su evangelización y españolización…”[7], esta tarea era delegada por los reyes a los encomenderos quienes a su vez debían recibir tributo de los indígenas.


Surge entonces la encomienda llamada del Buen Jesús esta se le otorgó primero a Cristóbal Gil, luego a Francisco Infante, Juan Rangel, Diego Ladrón de Guevara, Gabriel de Ibarra, Alonso González y Pedro Alonso Galeas, entre otros que durante mucho tiempo y a través de la herencia sostuvieron este régimen totalmente desafortunado para los aborígenes.
Se funda entonces un pueblo de Doctrina de Indios, y quedando establecido de la siguiente manera:


“Petare, vocablo derivado de la lengua caribe cuyos fonemas significan pet: cara y are: río, fue fundado el 17 de febrero de 1621 como pueblo de doctrina de indios bajo la advocación del Dulce nombre de Jesús de Petare, por Pedro Gutiérrez de Lugo y el Padre Gabriel Mendoza, quienes demarcaron el sitio donde se construía la plaza, el cementerio y bendijeron el lugar donde sería levantada la iglesia para impartir la doctrina cristiana. Sus límites eran: al Norte las tierras de la que será La Urbina, por el Sur El Guaire, por el Este La Quebrada El Oro Y por el Oeste el Río Caurimare”.[8]

Este momento histórico se puede pensar como el hito de una comunidad. A partir de ese instante los indios y los encomenderos, comenzaron el proceso de edificación del templo y del poblado aprovechando la materia prima de la zona.
En este sentido, Héctor Seijas nos aclara que tipo de planificación se utilizó en la fundación de ciudades para la América Hispana:
“La solución urbanística implementada consistió fundamentalmente en el traslado del modelo de ordenación conocido como cuadrícula española. Se trataba de fórmulas burocráticas: leyes, normas, reglamentos que determinan el desarrollo, crecimiento y defensa de las ciudades”.[9]

La vida del poblado aconteció en contorno a la plaza; frente a la iglesia donde se ubicaba el mercado y en la zona posterior del templo se encontraba campo santo que resultaría insuficiente con el transcurrir del tiempo, las actividad económica predominarte era agricultura de subsistencia, para satisfacer las necesidades de la comunidad[10].
Por su parte, los habitantes de Caracas, entre los que se destacan españoles del sector la Candelaria, como por ejemplo canarios agricultores, llegan a Petare con el fin de trabajar la tierra y hacerla productiva:


“…Muchos son canarios que se han venido de otros sectores de Caracas. Con ello la vecindad se ha incrementado. El clima lo ha hecho posible. Es muy propicio para la salud. La naciente población caraqueña ha tenido muchos contratiempos, como el de la viruela a finales de los quinientos. Esto dejó un saldo bastante triste para una comunidad que trataba de cimentarse. Por otra parte el romadizo, el catarro y el sarampión son males constantes en el lugar. El valle petareño se abre acogedor: Por ello, muchas familias lo han buscado una vez que ya en verdad hay poblado. Esto ocurre para ir dando perfil a la Villa del Buen Jesús de Petare…”[11]

Esta actividad reinicia con la preparación de los campos para la labranza y la incursión de nuevos elementos en la vida diaria de la población, cabe mencionar el provecho de los conucos con ayuda de lo herramientas de labranza como el arado, el azadón, se organiza la faena del esclavo y se adquieren destrezas ajustadas para el trabajo con el ganado así, como se experimenta con nuevos métodos para el transporte.


En cuanto a la salud de los habitantes de esta localidad lucharon contra las endemias y pandemias de las que fueron víctimas y que diezmaron su escasa población, situación enfrentada por los ediles encargados de mantener el orden, administrar la justicia, llevar la caja de la comunidad indígena, además por su puesto de cristianizar la población aborigen.


Después de las consideraciones anteriores, resulta oportuno indicar que incluso fue a fines del siglo XVII, cuando las viviendas proliferaron en torno a la iglesia y en las cercanías del poblado. Petare se convirtió en parada obligatoria a los transeúntes, viajeros y cargas que iban y venían de Caracas hacia Barlovento y los Valles del Tuy, en una carretera empezaba en lo que hoy conocemos como San Bernardino, y que continuaba por Quebrada Honda, Sabana Grande, Chacaito y Chacao, hasta llegar a Petare.


La ciudad fue progresando, y con ella nació una elite donde los apellidos de las grandes familias caraqueñas sonaran tal es el caso de Francisco de Berroterán (el Marques del Valle de Santiago), dueño de la Quebrada La Veja; Diego José Muñoz, propietario del Helechal; Los Suárez Urbina entre otros. El factor común en la llegada de esta familias a estas tierras era el excelente clima que brindaba la zona, sus tierras fértiles y esta situación dió paso a la constitución de inmensas haciendas donde se sembró caña de azúcar, para la comercialización de papelón y aguardiente.
Entre estas haciendas se destacan: La Bolea, La Urbina, Guereguere, Los Ruices, Los Marrones pero por otra parte, connotados hombres como Andrés Bello, José Antonio Rodríguez Domínguez, José Félix Ribas, asentaron sus haciendas hacia Caucaguita, lo que se nos proporciona como evidencia para exponer el uso agrícola de la economía del Valle de Petare.


Se destaca en esta época, diferentes formas y clasificaciones para los trabajadores del campo, entre las cuales se destacan los braceros jornaleros que se ubicaban en las cercanías de las haciendas y con ello evitaban caminar durante largas jornadas a sus sitos de trabajo, dando el origen a caseríos como Los Dos Caminos, Carpintero y a la par de los grandes cultivos, continuaba los conucos para la subsistencia familiar e intercambio comercial.
Continuamos argumentado desde la obra escrita de Vargas Mendoza:


“La realidad es otra. Hay que salvar siempre a toda costa la permanencia de los tablones de caña. Es necesaria la existencia de braceros para la recogida del café. La vida del pueblo está en las siembras. En el abastecimiento de mercados foráneos. El interés colectivo se centran en La Urbina, Guere- Guere, Marrón, El Convento, Mariches, Lira, Maturín, Limoncito, Las Tapias, Turumo [La Dolorita es una posesión dentro de esta Hacienda], La Esperanza, La Estrella, San Rafael, Las Mercedes, La Florida; Santa Ana e innumerables hectáreas de terrenos sembrados. Por obligación había que mantener la calidad de la papa cultivada en el Cerro de Arvelo”.[12]

El hecho de conservar productivas todas estas haciendas y cultivos, se transcribe en la demanda de productos intrínsecamente ligado al comercio local en todos sus sectores. Esta situación citada influyó para el crecimiento y auge del pueblo. Petare suministraba a Caracas y sus zonas vecinas productos agrícolas y su vez emergieron familias que mantendrían el control de las actividades comunitarias estas fueron, los Suárez, los Monegui, los Poleo y los Arrechedera entre otras.

Petare en la época del café 1870 - 1935.


Existen estudios específicos donde podemos ubicar las particularidades de la economía del café en la época de la Venezuela Agro exportadora, este cultivo constituyó la base sobre la cual se alzó la sociedad venezolana, para la segunda mitad del sigo XIX, aproximadamente. El cultivo del café en tierras venezolanas, se inicia según el Carlos Giménez, quien cita al padre José Gumilla con su libro Orinoco Ilustrado y Defendido de la siguiente forma:
“El café fruto tan apreciable, yo mismo hice la prueba lo sembré, y creció de modo que se vio ser aquella tierra muy a propósito para dar copiosas cosechas de este fruto”.[13]

Del anterior planteamiento se deduce, que esto data de los años 1730-1732, y se considera como una de las primeras experiencias de la siembra del cafeto en nuestro país. No obstante, señala Arístides Rojas que correspondió a los padres Blandín y Sojo Mohedano para 1784, el segundo intento en el cultivo del grano y en correspondencia este planteamiento se asevera que fue en Chacao atendiendo a las técnicas antillanas, logrando cincuenta mil arbustos que produjeron una significativa cosecha.[14]


Ante la situación planteada citamos a Eduardo Arcila Farias, quién indica con relación al origen del cultivo:


“Se extendieron a la Gobernación de Caracas hacia el año 1740, según la relación de Miguel de Santiesteban quién vio cultivos de café en Coro en ese fecha, y en 1755, consta en los libros de la Real Hacienda la exportación por la Guaira con destino a Cádiz, la primera de que tenemos noticia en nave de la compañía Guipuzcoana”.[15]

Sobre lo ya expuesto, consideramos que las tierras venezolanas resultaban fértiles y proporcionaban las condiciones necesarias para la siembra del cafeto. Aclaramos entonces, que la economía cafetalera se había desarrollado en Java con destino a Europa, durante el siglo XVIII, colocando su presencia en las colonias de América. Se deduce entonces el comienzo de sustitución del producto que hasta ese momento había sido el garante de la economía venezolana, es decir el cacao, para ser sustituido por el producto que marcó el siglo XIX, el café.


En este propósito, Nunes Díaz expresa en relación al café que a finales del siglo XVIII en Venezuela existe un movimiento comercial exterior que registra el Real Consulado de Caracas; así, encontramos que por Cumaná (1793), Maracaibo – Cádiz (1793) y La Guaira – Cádiz (1793), se aprecian significativamente cantidades en exportación de café. Es de aclarar, que la dimensión no esta por encima de los rubros del cacao, tabaco, pieles, añil y otros que conforman los significativos productos de exportación por los mas importantes puertos venezolanos.[16]
Dadas las condiciones que anteceden, de igual manera Alejandro de Humboldt, a propósito del tema nos dice, con la finalidad de crearse una imagen general de la importancia de este sector de comercio, ha de recordarse que toda la Provincia de Caracas, en la época de su mayor prosperidad antes de las guerras revolucionarias de 1812, producía ya 50.000 a 60.000 quintales de café. Este conjunto, casi igualaba las cosechas reunidas de Guadalupe a Martinica.[17]
El sabio consideraba, la existencia de un avance vertiginoso y franco en el cultivo del café, en las áreas circundantes a Caracas y muy especialmente en el este del valle, donde se encontraba muchas haciendas. En relación a este último nuevamente confrontamos al Humboldt:


“La suma predilección que se nota en esta Provincia por el cultivo del cafeto se funda en parte en las circunstancias de que el grano se conserva durante gran número de años, mientras que el cacao, a pesar de los cuidados que ponen, se corrompe en los almacenes pasados diez meses o un año”.[18]

Se coloca entonces dos razones para favorecer el cultivo del café: la resistencia en comparación a lo perecedero del cacao y la propiedad de los terrenos para desarrollar los cultivos.
Llega el café a Petare según Méndez Sereno, a fines del siglo XVIII (1784), esto impulsa la diversificación de las actividades económicas de las haciendas. Se tendrán dos cultivos principales, la caña de azúcar en las tierras bajas y el café en las altas, respalda tal afirmación Ramos Guedez cuando nos informa:
“En las subzona integrada por Petare, Baruta, El Hatillo, Chacao y la Fila de Mariches, persistían los sembrados de cafetos y de caña de azúcar, como cultivos dominantes”[19].

Esto contribuía a una ampliación comercial, efecto que se dirigió a los sectores circundantes a la carretera del este, de libre tránsito y por donde se efectuaban el transporte de productos entre Caracas, Petare y La Guaira
Para ilustrar lo ya expuesto, consideramos al maestro Pedro Cunill Grau:
“A partir de la Quebrada de Anauco se inician paisajes de suburbios caraqueños que se extienden hacia el oriente por el Valle del Guaire, hacia el caserío de Sabana Grande, la villa de San José de Chacao y la ciudad de Petare, límite oriental de este valle de Caracas, emplazadas a una altitud promedio de 850 m. que posibilita el cultivo del café, caña de azúcar y frutos menores. Estos paisajes se prolongan en áreas onduladas inmediatas hacia el este de Petare para ir descendiendo hacia las comarcas más bajas de los valles de Guarenas y Guatire donde se emplazan las villas homónimas; a 321 m. de altura Guatire y a 328 m. Guarenas, produciéndose aquí optimas condiciones climáticas para el cultivo de la caña de azúcar”[20].

Estos lugares están disgregados en haciendas, posesiones y conucos, convirtiéndose algunos en villas y otros en pueblos, pero siempre cuidando que su acceso este próximo a las haciendas cafetaleras y de caña e azúcar. Ambiente diseminado en aldeas y poblaciones que se ubican en las orillas de las quebradas y del valle del Guaire disienten con los bosques del sistema orográfico de la Cordillera Litoral. En referencia a la idea mencionada Humboldt acota:
“…El pico redondeado o cúpula occidental de la Silla nos quito la vista de la ciudad de Caracas; pero distinguimos las casas mas próximas, las villas de Chacao y Petare, plantaciones de cafeto y la corriente del río Guaire, hilo de agua que refleja una luz argentada. La faja estrecha de terreno cultivado contrastaba agradablemente con el aspecto osco y salvaje de las montañas circundantes”[21].

La Dolorita estará enmarcada en estos referentes, posesión dentro la Hacienda Turumo y esta a su vez tutelada por lo fue el pueblo de Libertad o Mariches, se une con Petare y Santa Lucia de Pariguan por el Camino Real, pero en realidad son caminos muleros, que en tiempos de cosecha de café aumentan su tráfico, que es la producción predominante en el área.
Poblados y plantaciones de café se emplazan en las alturas del conjunto de montañas de la Cordillera de la Costa que dividen las aguas del Tuy de la de su tributario el Guaire en la parte superior de esta última corriente fluvial. La hacienda La Dolorita se localiza a 1000 m. de altura sobre la penillanura de la cordillera. Su producción se ve protegida por las condiciones de un microclima templado óptimo para el cultivo del café. Esta complejidad de microclimas templados de altura se ve en las pequeñas comarcas situadas entorno a los pueblos y villas ya señalados[22].
En lo tocante, al cambio del factor principal de nuestra economía, recurrimos a Carlos D`Ascoli, desde su texto “Del mito del El Dorado a la economía del café”:
“El nervio de la producción agrícola, se traslada así de las tierras bajas hasta entonces cultivadas por la mano de obra esclava hacia tierras templadas o semicálidas de altitud mediana donde la tierra es laborada generalmente por indios y mestizos libres y pertenece a menudo a gentes de un sector social diferente al de la antigua aristocracia agraria”[23].

El proceso de trabajo de estas tierras escabrosas de montaña se inicia a fines del siglo XVIII, como ya hemos señalado, la mayoría de estos pueblos vivían del cultivo de papa, maíz, caraotas en pequeñas áreas enmarcadas en selvas nubladas de señoriales árboles. Esto comienza a cambiar cuando en se desarrolla el cultivo del café, invención inducida por su aclimatación en la Villa de Chacao, Se emprende entonces un proceso de deforestación y la selva nublada es suplida por cafetales, cultivo permanente y de sombra.


Durante 1822, crece las plantaciones de café en los alrededores del Camino que une la villa de San José de Chacao con Petare y tierras altas que se precisan como las faldas del Ávila y en numerosos conos de deyección constituidos por pequeños ríos que le llegan al valle del Guaire desde la Sierra del Ávila. En la zona de influencia del poblado de Petare se organizan significativas haciendas en la primera década XIX: en el Alto de Valencia se sitúa hacia 1807 una plantación que cuenta con 20.000 cafetos, cultivo asociado con plantíos de maíz, caraotas y frutales[24], en Aguaycoco en 1811 ya hay estructurada una hacienda de café con 80.000 matas, casa patronal, oficinas y esclavos, para la misma fecha hay otra importante hacienda de café en el sitio de Cabeza de Tigre[25].
Todo esto favorecido por el Camino Real que lleva a Barlovento, hace que Petare sea descubierto en esa época como ciudad. Sobre este aspecto, Cunill Grau nos informa:
“En efecto, [hacemos referencia a Petare] su población e 4.559 habitantes ha conformado un paisaje urbano de significación, que es promovido en estos años al ser designada capital de Cantón de los Altos irradiando su jurisdicción hasta Guarenas y Guatire. El Poblamiento rural de sus entornos, que alcanza también a haciendas de caña de azúcar como las emplazadas en Curimare…”[26].

Será para 1832 cuando Petare adquiera el rango de Cantón y contará con tres parroquias[27]. La parroquia capital Petare, Baruta y El Hatillo y por algún tiempo Guarenas y Guatire.

Es 1844, cuando se funda el pueblo de Libertad o Mariches[28], y ese mismo año pero en el mes de diciembre, este y otros sitios obtendrán sus propios comisarios de policía con la finalidad de mantener el orden y el control de estos poblados, también se requería un representante del gobierno que tutelará el censo del Cantón con sus respectivas parroquias, todo se logrará por ordenanzas del Cabildo de Petare, bajo el mandato local de Francisco Antonio Amos, y se publica en las actas de 1845.


Durante 1866 se inaugura el tramo del ferrocarril central de Venezuela que empalmaba Caracas con Petare, siendo extendido en 1888 hasta el caserío de El Encantado, revisemos la siguiente cita:
“Hacia el este, a lo largo del valle y lamiendo las laderas de la montaña, hay una larga serie de plantaciones de café que se extienden hasta donde alcanza la vista y su verde oscuro, denso, ofrece un contraste artístico con el esmeralda luminoso de los campos de caña de azúcar. Existe en esta dirección un ferrocarril de veinticuatro millas de largo, que conduce a una población denominada El Encanto…”[29].

No obstante, para 1876 durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco en comparación a 1832, el cantón aumenta significativamente su producción, el papelón alcanza 903.100 kilogramos y el aguardiente llegó a 67.000 litros. Esto motiva la necesidad de mejorar los caminos para el traslado de los productos. El camino del este y los rieles atraviesan muchas haciendas en busca de la Estación del Ferrocarril Central, y en otros casos se utilizaran los caminos de recuas.[30] Se recuerda el ferrocarril no sólo por las hazañas alcanzadas, sino las tragedias que se vivieron junto a él, como la de 1910 en la Lira:


“Guillermo José Schael recuerda en su libro Imagen y Noticia de Caracas el accidente conocido como la catástrofe de Lira, en el sitio llamado La vega del Muerto, en la vía Caracas- Santa Teresa, donde volcó la locomotora cuyo maquinista era Pedro González, quién resultó ileso. En el suceso que tuvo lugar el 16 de mayo de 1910 perdieron la vida el italiano José Pru y el frenero del casquero Modesto Herrera, resultando heridos un niño y siete trabajadores del Ferrocarril Central, rescatados del fondo de la quebrada en la volcó la locomotora y sus siete furgones “La máquina deslizó en circunstancias inexplicables”, declaró en Chacao el maquinista”[31].

En los años posteriores de 1890 y 1891 esta línea férrea penetra hasta 40 Km. en la Fila de Mariches dando lugar a una nueva expansión del poblamiento petareño en los caseríos que van surgiendo espontáneamente en las estaciones de Lira, Tumare, La Envidia, Los Mangos y Arenaza. Llega a Santa Lucia de Tuy en 1910 y en 1928 a Ocumare del Tuy, hoy Municipio Tomás Lander[32].

En contraposición a lo ya señalado, consultamos a Deyanira Méndez la cual asume el siguiente planteamiento:


“La Venezuela de 1870 hasta 1883, se encuentra desarticulada por la falta de caminos que enlacen los núcleos urbanos y centros de producción agrícola y pecuaria, sostenes de la economía nacional. Los caminos de tránsito terrestre y de herradura son los que prácticamente dejó el trajín de las guerras libertadoras y de la guerra federal. En cuanto a los medios de transporte no son otros que bestias, burros, mulas y caballos, los cuales trasportaban los productos de las cosechas en las regiones del interior del país. Por las vías fluviales correspondía la mayor fuerza del transporte, constituyendo la primera red de comunicaciones entre las regiones”.[33]

En concordancia con la cita anterior, es necesario aclarar que la fuente consultada nos lleva a formular el siguiente planteamiento, en primer lugar que el sistema ferroviario no ofrecía la salida adecuada a la producción ya que los trabajos de conexión de vías férreas, así como las diferentes concepciones ferroviarias habían sido interrumpidas en múltiples ocasiones por las diferentes guerras y revueltas que vivía nuestro convulsionado país, mas la inadecuada aplicación de políticas publicas[34].
En segundo lugar, Petare se convierte en un punto de encuentro y tránsito obligado por los comerciantes, contribuyendo entre otros factores al crecimiento de los sectores aledaños a la ciudad. En tercer lugar se da una transformación de las características físicas del área, surgiendo nuevas necesidades en relación a los servicios públicos y sanitarios.
Pero el medio de producción para 1880 y la articulación económica predomínate serán un factor determinante, para que esos caminos continúen transitados por campesinos dedicados al cultivo del café, explotación de madera con la finalidad de ampliar las zonas de cultivo y poder abastecer al mercado de la metrópolis, aún predomina la caña dulce o de azúcar, para la elaboración del tablón de papelón y el aguardiente, aunque también hay siembra de frutos para la subsistencia y lo que se considera una naciente producción cafetalera.
Madrid
Se establece en la fuente referida para la elaboración de nuestro cuadro, que a nivel mundial los precios de los productos agrícolas registran una baja y por ende las ganancias por la producción no fueron las esperadas. Por otra parte, destacamos como estas haciendas productoras de caña son el origen de los topónimos de urbanizaciones del este, de lo que hoy conocemos como el área metropolitana de Caracas[35].


Retomando nuevamente la cita hecha, en la cual hacemos referencia al informe presentado por la Sociedad de Amigos del País en 1832, pero en este momento haciendo hincapié en el café obtenemos, que para ese momento nuestra área de estudio contaba con 145 haciendas de café las cuales tenían sembrados 2.295.571 árboles. Y continuando sobre la misma referencia encontramos que 1885, se estimaba que existían 295 haciendas de café, cuyas cosechas alcanzaban 223.550 pesos y que proporcionaban al Consejo Municipal del cantón 6922 pesos en impuestos. Esto enunciado desde la recaudación de la cosecha se evalúa de la forma consiguiente; Parroquia Unión con 7199 quintales, Petare 5775 quintales, la región Mariches – Turgua, 4331 quintales, pero su comercialización esta dirigida sólo a satisfacer las necesidades de la agricultura y demandas que realicen desde Caracas.


Desde las haciendas de Mariche, se producirá aproximadamente 25.000 quintales y en la región de Turgua unos 15.300 quintales, esto nos indica como en estas dos zonas se polariza la producción cafetalera, alcanzó el quintal el precio de Bs. 34,40.


Se debe señalar como dato importante, que algunas haciendas de café, en vista de su acelerada producción comenzaron un proceso de modernización del instrumental de procesamiento en concordancia a esta idea expuesta, hacemos inmediata referencia a Vladimir Acosta a los efectos del tópico que hemos venido tratando:
“Algunas haciendas de café de los alrededores de Caracas, o de los Estados Miranda, Aragua y Carabobo, están avaluadas de cifras importantes y tienen una alta capacidad productiva, que alimenta la prosperidad- pero también frecuentemente el carácter parasitario- de sus propietarios. En esas haciendas aparecen, en el curso de las décadas finales del siglo, algunas innovaciones que se difunden, lentamente en cuanto al procesamiento del café. Aumentan las descerezadoras y aparecen estufas y trilladoras más modernas para el secado y despergaminado. En algunas haciendas ricas, estas últimas desplazan a las trilladoras tradicionales aunque estas sobreviven en la mayor parte de los casos, modificando la tracción animal y reemplazándola por energía hidráulica. Se trata de estufas y trilladoras como las de marca Gordón…En las haciendas menos prosperas o más tradicionales, los métodos se siguen basando en viejas descerezadoras y en secadoras y trilladoras mas sencillas, con el agravante de que en muchos casos ni siquiera estas últimas existen y el café se comercializa, después del secado, bajo la forma de pergamino”.[36]

En 1876, Petare se denomina Distrito Urbaneja, y la producción de los cafetales se cifra en 3.960.000 kilogramos, como apunta el censo económico ordenado por Antonio Guzmán Blanco[37]. En esta obra se mencionan entre otras las haciendas El Marques, Pedregal, Sebucan, Palos Grandes, Los Chorros, y las plantaciones emplazadas en la serranía de Mariche, Maca, Carpintero, Turgua y otras que se destacan en el Hatillo.
Otro aspectos digno en recordar, esta referido a los acontecimientos suscitados en Venezuela alrededor de 1860, con la Guerra federal, espacio temporal donde si bien se había comenzado a desarrollar nuevos cultivos, la situación de conflicto social y las pestes naturales afectan en forma severa estas plantaciones, en muchos casos las haciendas fueron casi abandonadas hasta el acuerdo de Coche donde nuestra área de estudio formo parte del Estado Caracas[38].
Como hemos venido señalando el territorio petareño, descansa sobre una base agrícola, durante el último tercio del siglo XIX se obtuvo 3.900.000 kilos de maíz por año, 2.185.900 kilos de caraotas y un aproximado de 25.700 de almidón, en relación a la producción de frutas sin discriminar estas oscilaban en 4.378.050 kilos, las papas dan una cosecha de 110.400 kilos y en miel de abejas la producción es de 1840 kilos de cera. De igual manera, reconocemos establecimientos de servicio asentados en los poblados que hemos venido trabajando y los cuales cancelaban al Concejo Municipal sus derechos de funcionamiento a través de los impuestos detallemos el cuadro:

Luego de 1885, se ha conformado un hinterland alrededor de Petare, surgieron nuevos núcleos de poblamiento tales como; Monagas, Libertad y Unión, fruto de la expansión cafetalera. Estos nuevos poblados contribuyeron a fortalecer lazos comerciales con el hinterland agrícola, considerándose al cantón de Petare esencialmente agrícola sin embargo, no existió comercio al mayor y las casas de venta cumplían sólo para llenar las necesidades de la agricultura.
La antigua villa asciende a Ciudad de Petare, tomándose en cuenta entre otro factores, su situación en la entrada del Valle de Caracas que la beneficiaba con abundante trafico, su actividad agrícola cafetalera y cañera, “lo que va atrayendo a pobladores al recinto urbano que va enriqueciendo sus funciones económicas y diversificando su composición geosocial”[39].


Para 1873 esta ciudad de calles rectas y empedradas cuenta con 5.621 habitantes, su clima es recomendado como sano y agradable, pero también Cunill Grau afirma que en las zonas bajas del cantón hay epidemias frecuentes, recuerda la peste de 1854, y en las Actas del Cabildo se reconoce una grave situación en el antes pueblo de Libertad ó Mariches, para este año parroquia, donde se señala la epidemia de viruela de 1862 y en la cual se reconoce:
“De una comunicación del Señor Jefe Político, participando que existe un caso de viruela en esta población y que está, informado de que los hay muy frecuentes en la parroquia Libertad y excitando al cuerpo a que resuelva lo que crea mas conveniente para evitar el contagio. Se puso al orden del día”[40].

A los efectos de este, Méndez Sereno comenta sobre otra tragedia en el ámbito de la salud dentro nuestra área de trabajo, la fiebre amarilla (conocida también como vomito negro por ser este uno de los síntomas de la enfermedad) de 1868, y curada gracias a la fé del pueblo por el Cristo de la Salud:
“Hacia 1868, después de haber enfrentado varios episodios de la terrible enfermedad, un nuevo y terrible brote diezma lentamente la población local. Diariamente salían hacia el cementerio de la Candelaria, en urnas, hamacas o carretas, llevando difuntos hacia su última morada. El pueblo católico acudió a su iglesia y a su fé, como último recurso para enfrentar un enemigo contra el cual ni los hombres ni los pocos medicamentos conocidos nada podían hacer. El Padre Rosendo Orta, al frente de su feligresía decide sacar en procesión al Niño Jesús, Patrono del Pueblo, pero considerando que la misión encomendada era de mucha responsabilidad, se consideró al niño muy pequeño para asumirla, por lo que a instancia de Celestino Lira, maestro de Capilla de Petare, se opta por sacar en la procesión al Cristo Crucificado, una hermosa imagen que data del siglo XVIII, a el se rogaría por la salvación del pueblo el 29 de Septiembre de 1968”[41].

La estampa finaliza, cuando un significativo grupo de pobladores que aún conservaban su salud se reúnen en la plaza junto a los enfermos, que casi no podían sostenerse en pie, realizan entonces una procesión, al paso entre rezos y cánticos, se escucharon voces que gritaban ¡milagro! Y los enfermos iban recobrando su salud. Obra agradecida tres días después en una misa de acción de gracias a la que acudieron aquellos vecinos que lograron escapar de tan terrible fin, esta práctica se adopto inclusive en épocas donde la fuerte sequía podía amenazar las cosechas y las plagas los cultivos.


En los marcos de las consideraciones anteriores, descubrimos que es en esta misma década donde se producen tentativas de industrialización de la zona con los intentos de instalar una fabrica de papel y por la decisión de Ricardo Zuloaga de fundar en la zona del Encantado de Petare la primera empresa eléctrica que hoy día se conoce como Electricidad de Caracas, utilizando la corriente del Guaire.


Se reconoce que en 1877, existe en la ciudad de Petare varias imprentas, tiendas de importancia, dos empresas de coches, ocho rancherías, platería, billares, posadas y numerosos establecimientos de artesanías. Para 1881 la población de la ciudad de Petare se incrementó a 6.311 habitantes y en 1891 a 8.538 habitantes[42].
La Ciudad de Petare, sufre un ascenso jerárquico y con ella su área de influencia, la antigua villa presentaba signos de progreso esto se explica entre otros factores por su esplendida situación en la entrada del valle de Caracas, estampas culturales son dignas de mencionar como es la presencia del ya aludido maestro Lira, quien inicia sus practicas musicales arriba en la montaña sembrada de cafetos, en la hacienda que lleva su apellido y será este personaje quién funde los estudios musicales de Petare junto a grupo de jóvenes a los cuales convence para crear la Banda Pacheco, recibida con beneplácito por el entonces Presidente del Estado Bolívar, General José Rafael Pacheco, quien apoyo la idea y ordeno traer de Europa todos los instrumentos necesarios, además de contratar en Caracas un nuevo profesor que le ayudara en la ardua tarea, la Banda adopto su nombre a favor del General, esta nota nos invita a considerar la bonanza económica de la zona, que ya destinaba recursos para la cultura.


También crea el maestro Lira en 1889, la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia con los mismos músicos que le acompañaron en la Banda mas otros que provenían de Caracas, esta vez también participara su hijo el maestro Jerman Ubaldo Lira, todos trabajaban bajo una visión de colaboración desinteresada y pasaban a ser miembros honorarios de la Sociedad, tenían la oportunidad de participar en los grades eventos parroquiales tal es el caso de la fiesta de la Patrona Santa Cecilia, no recibían ningún pago por lo que cada uno ejercía una actividad paralela a la música a manera de sustento, entre estas actividades se contaba la zapatería, la agricultura, la sastrería entre otras[43].


La ciudad de Petare continua irradiando su influencia social y económica en su zona de influencia administrativa y recibiendo población de zonas aledañas que traen consigo sus costumbres y patrones de vida. Es común en este tiempo escuchar escándalo en los solares de las casas de hacienda, sobre todo en época de cosecha, existen comentarios sobre los foráneos, “En la época de cosecha se reúnen allí un número de hombres que van a todo: unos a trabajar, otros a jugar y otros a vagar y a causar males”.[44]


Entre los juegos mencionados se recurre a la pelea de gallos, los cuales como aves de corral fueron traídos por los españoles en los siglos XVI y XVII, para su consumo y como mecanismo de diversión, este juego fue apoyado inclusive por las autoridades, quienes no lo consideraban delito e incluso lo legalizaron y establecieron galleras para su practica, en este propósito expresamos:
“…los mejores gallos de pelea llegaban de Jerez de la Frontera todas las regiones de habla hispana. En 1876 en muchos solares caraqueños se criaban ejemplares de mucho valor. Cedeño y Páez autoridades de la época, eran aficionados a esta practica, por lo que firmaron el primer reglamento que reconocía al juez de la gallera como única autoridad civil durante la celebración de los combates; este junto a un incontable número de apostadores forman el espectáculo, en el cual se enfrentaba duelo dos valientes ejemplares que tienen como armas el pico, las espuelas y las uñas, después de cerca de media hora de lucha y estridentes gritos de la muchedumbre, la muerte se hace presente como principal invitada, el triunfador suele salir ileso aún cuando en algunas ocasiones queda ciego. El juez puede declarar tablas cuando se cumple el tiempo reglamentario y los animales han dejado de pelear o ambos están ciegos. Las características de esta distracción la hacen típicamente masculina y no existe allí distingo de clases sociales, raza o profesiones, cuando de apasionarse por este juego se trata”[45].

Es nuestra localidad criadero de gallos de pelea, entre las razas mas aguerridas se crían marañones, zambos y guajiros, y la fineza de su raza exige clima fresco, esmerado cuidado y una alimentación sobre maíz y leche. Con base en la misma forma, Norelky Meza nos explica:
“La relación entre galleros está fundamentada en la amistad, ella es más importante que el valor monetario de la apuesta y ésta tiene una característica particular por el sentido de la palabra, lo que dicen, en lo que se comprometen, eso lo cumplen”[46].

El hoy Municipio Sucre albergó durante mucho tiempo galleras y galleros importantes como las de El Matadero, Los Dos Caminos, Los Palos Grandes y La Dolorita[47], Esferas donde se reunía la población como centros sociales y de interés colectivo para hablar, pedir opiniones y entablar relaciones con los galleros del pueblo así como también con los foráneos, se jugaban pollos de muchas partes y existía incluso la costumbre entre algunos caballeros generosos de obsequiar el gallo ganador al dueño del perdedor, luego de cobrar la apuesta, como signo de respeto y futura amistad. [48]
Por todo lo dicho, añadimos esta cita:


“El que no conoce de ello, no comprende toda la significación y simbolismo existentes en la crianza del gallo, su alimentación, cuido, entrenamiento, así como el contenido de la pelea tanto en su “cazada”, es decir, con cuál gallo va enfrentarse, como el léxico utilizado en la jugadas comprometidas, en las que se usa el “peso” y el “real” como monedas de apuesta y el valor de la palabra empeñada se mantiene y se respeta. Pero no queda allí todo lo concerniente a esta actividad que apasiona a los hombres del campo, sino que previo a la ejecución de la pelea, un especialista en la colocación de las espuelas (montador), se ocupa decididamente a esta tarea, que es sumamente laboriosa y decisiva para garantizar el ataque gallo. Dicha tarea se ejecuta en un lugar que sólo el montador, los gallos y el juez pueden compartir”[49].

Así, de la misma manera, continua durante los años siguientes la expansión cafetalera petareña y esto contribuye al nacimiento de nuevos poblados y con ellos medianas y pequeñas plantaciones, se cita nuevamente a Cunill Grau en este sentido:
“En todas estas comarcas desde Petare a Araira, las tierras altas en el piedemonte y alturas de la Cordillera de la Costa son deterioradas singularmente por la convergencia del avance de las roturaciones de conuqueros y hacendados y medianos y pequeños ocupantes para incorporar tierras nuevas para cultivos cafetaleros, junto a la acción destructiva de taladores y carboneros…”[50]

Del mismo modo, llegan mas habitantes a Filas de Mariche, específicamente al Municipio Libertad, beneficiándose con la mejora de los caminos locales que facilitan así la comercialización del café de estas fecundas tierras altas, en este sentido explicamos:
“El municipio Libertad es como el Unión, pero sus habitantes son activos y emprendedores, y naturalmente marcha en progreso aumentará considerablemente, merced de os esfuerzos del general Guzmán Blanco, que se ha propuesto llevar a cabo la carretera de Petare a Monroy, vía de Santa Lucia, pasando por Los Mariches”[51].

La Libertad refería 1373 habitantes para 1873, en su mayoría concentrados en el pueblo que llevaba el mismo nombre y en 1881 se incrementa a 1.436 habitantes[52].
Llega el siglo XX y con el una nueva crisis económica mundial, situación que repercutió en los precios del café, existe por otra parte un agotamiento en los suelos, poca renovación de los arbustos y esto arroja como resultado una disminución en la producción, lo mismo ocurrió con la caña de azúcar.


Si bien Petare vivió gracias al café épocas memorables, como se observó en la imagen anterior, esta situación va quedando en el pasado, las haciendas productoras como la Turgua, mantiene su producción hasta bien entrada la década de 1920, encuentran situaciones de avance tecnológico como en la hacienda Pacheco, donde se llegó a utilizar la energía eléctrica para mover la maquinaria, cuando en otros tiempos se había recurrido a las caídas de agua o calderas de vapor, pero continuaron los altibajos en la producción y los precios, debido a dos grandes acontecimientos: las I Primera Guerra Mundial, la aparición del petróleo, la crisis económica mundial de 1929 y la expansión del cultivo en Brasil[53].


Los volúmenes del café descendieron y los valores llegaron a los mas bajo de toda la historia, el gobierno intento adoptar medidas pera proteger la caficultura, pero se enfrentaban dos grandes problemas la baja producción de divisas y el agotamiento erosionado de los suelos, entre los patrones de protección es importante mencionar la creación del Instituto Nacional del Café, sustituido por el fondo Nacional del Café, la Compañía Cafetera Nacional, y diversos mecanismos de subsidio.


Esta compleja situación influyo en forma directa sobre las relaciones de socioeconómicas entre trabajadores y propietarios, nacen entonces nuevas miradas sobre el Este del Valle, se expone en el Estudio de Caracas, realizado por el Instituto de Antropología de la UCV que es a partir de 1920 cuando se da uno de los mayores pasos de penetración a la ciudad en sus alrededores, comienza a complicarse los esquemas de ubicación de viviendas, las relaciones y el entorno de la vida urbana en Caracas, crece la ciudad hacia el Este, recordando que esta dirección existía poca población y los espacios eran agrícolas o para el descanso, tal es el caso de Los Chorros, recordando que Petare y los Dos Caminos eran consideradas de importancia por las condiciones productivas de sus haciendas y el volumen de trabajadores que sostenían, comienza así en el Este del Valle, el proceso de compraventa de terrenos, que otro momento habían servido para el cultivo de caña y café.


Esta situación continuará, en 1929 como ya se ha señalado la crisis de súper producción a nivel mundial, los bajos precios impulsan el abandono de los fundos cafetaleros, los gastos en mantenerlos en muchos casos es mayor a la ganancia, sin embargo, algunos productores lucharan por mantenerlos, ya que es su único medio de sustento. En otros casos, el proceso que se inicio en Los Chorros de venta de tierras para urbanizar, ira ganando espacio, desde Caracas se desarrolla un proceso de sustitución del trabajo rural por la de construcción, la parcela dará paso al núcleo habitacional, pero los topónimos se mantendrán en honor a la noble labor desempeñada en los siglo anteriores; El Rosal, Las Mercedes, Bello Monte, La Castellana, La Carlota, La Floresta entre otras[54].
Al mismo tiempo y a pesar de las fortalezas naturales con que contaba el café como cultivo y el hecho de haber mantenido la economía venezolana hasta bien entrado el siglo XX, no contó con el soporte obligatorio durante la época gomecista, a pesar de que el basamento ideológico del país estaba soportado en la corriente positivista y el tren ministerial se componía de brillantes intelectuales.


La perspectiva que se traza es que las relaciones de producción en la faena agrícola no toleró cambios patentes ya que la mano de obra según el censo Agrícola y Pecuario (1937) estaba expresado por “propietarios, arrendatarios, colono –medianero, colono-fundadores, etc.”, lo cual lleva a considerar que existen fuerzas productivas que no exhiben la propiedad de las tierras que trabajan, ya que esta clasificación implica el repartimiento de la cosecha entre patrones y campesinos o la aprovechamiento de terrenos baldíos que en numerosos casos eran vendidos por el gobierno[55].


La situación agrícola trazada, manifiesta que la propiedad territorial estaba acaparada y atrasada por la utilización de procedimientos rudimentarios; mostrando un patrón de vida lamentable en el campesinado por la privación de políticas encausadas a favorecer este sector y así lograr un impulso justo en su desarrollo.
Continua el predomino de los asentamientos agrícolas rurales tanto en Petare como en su área de influencia pero con predominio en las tierras altas, se esta viviendo la segunda década del siglo XX, y predomina la estructura agraria, elemento que podemos sostener sobre la base del censo de 1925 decretado en el Gobierno del Benemérito Juan Vicente Gómez.

Obtenemos de la información presentada que la cuarta parte de la población censada y que habita la localidad de Petare, se dedica a las labores del campo; mientras que en el mismo orden de ideas, en el siguiente cuadro lograremos observar quién detentaba la propiedad territorial del área, pero en esta ocasión sobre la base del Censo agrícola y pecuario (1937), diez años después:


De la información suministrada en el cuadro anterior deducimos que la situación del agro es de atraso, puesto que las tierras se hallan bajo el privilegio de los latifundistas y a su vez el campesino o agricultor es abatido por la extrema miseria a desde el punto de vista económico.
Asimismo; en 1937 esta en el Gobierno Eleazar López Contreras, Venezuela ha sufrido un cambio importante pasa de ser un país precapitalista agro exportador a una economía capitalista minero exportadora, sin embargo, en las provincias ese cambio no había llegado puesto que para ese mismo año Petare producía 3.149 toneladas de café en una superficie de 106.406 hectáreas cultivadas[56].


Como consecuencia de esto y aunado a factores como la competencia internacional entre los productores que en el caso de América Latina estaban representados por Brasil, Colombia y Venezuela, la producción de café fue seis veces mayor a la demanda. Esta crisis bajo los precios del café de un ingreso a 11.822.513 en 1940 en comparación con 130.860.870 durante 1930.
Otro punto importante, continuando el plano internacional lo representó la II Guerra Mundial, ya que los primeros compradores de café representados por Europa y Estados Unidos, estaban en conflicto situación que deprimió los precios del grano.
La decadencia del café marca el fin de una época, en Petare y su área de influencia esto se observo a través de perdidas materiales importantes, dando paso a nuevos modos de vida, con el café también se fue el ferrocarril que pasaba al lado de las haciendas, se desmantelaron las maquinas, las casonas comenzaron a derrumbarse y los vecinos de sitos como La Dolorita, tomaron los rieles del ferrocarril para construir sus casas, estaba llegando la época del concreto y su huella queda en las grietas que hoy poseen las viviendas, que ya no soportan el peso de la vía férrea a través del tiempo.

[1] Según se estima en el censo 2000, elaborado y procesado por el Instituto Nacional de Estadística INE, el municipio Antonio José de Sucre, del estado Miranda cuenta con una población estimada de 856.436 hab., en una extensión de terreno de 662 Km., Petare alberga un estimado de 546. 766 hab. Y La Dolorita es ocupada por 36. 400 hab.
[2] Coromoto Méndez Sereno. Petare a través del tiempo, Los Teques; Biblioteca de autores y temas mirandinos, 1995. p. 19
[3] Lorenzo Vargas Mendoza. Aspectos Biográficos de Petare, Petare: Imprenta Universitaria, UCV, 1986. p.20. Las negritas son nuestras.
[4] Ibídem, p. 20
[5] Coromoto Méndez Sereno. Op. Cit. P.20
[6] Ibídem. p.20
[7]Wiliams Alexander Rubio Serrano. “Alcances del concepto de encomienda en la obra Thesarus Indicus de Diego de Avendaño”, En: Libro de Resúmenes de I Congreso Internacional de Ciencias Historicas y XI Jornada de Investigación y Docencia en la Ciencia de la Historia, Barquisimeto; Fundación Buría, (Julio – 2005). P. 65. También ver a: Reinaldo Rojas. El Régimen de la Encomienda en Barquisimeto Colonial (1530 -1810), Caracas; Ediciones de la Biblioteca de la UCV/ Universidad Pedagógica Experimental Libertador, 2ª edición, 2004, pp. 33-65.
[8] Coromoto Méndez Sereno. Op. Cit. p. 21
[9] Héctor Seijas. Op. Cit., p. 23
[10] Marta Díaz, Yanira Rivera, Leida Zumosa. “Importancia de los principales cultivos que se desarrollaron en Petare entre los años 1650 – 1750”. En Boletín del Centro de Historia Regional de Petare, Petare; Fundación Cultural José Ángel Lamas / Alcaldía del Municipio Sucre, Nº 4, 1995 p.p.14-35
[11] Lorenzo Vargas Mendoza. Op. Cit. p.62
[12] Ibídem. p.175. Las cursivas son propias y se utilizan para señalar los límites actuales de nuestra localidad en estudio y las negritas indican las haciendas que en este momento forman parte de los barrios de la parroquia por otra parte, llamamos la atención al informar que La Dolorita fue una posesión dentro de la Hacienda Turumo, dato que se corrobora en el siguiente subcapítulo.
[13] Carlos Giménez. Duaca en la época del café, Duaca; Biblioteca de temas y autores duaqueños. Vol. 2, 2001. p. 26. Cita a Gumilla, José. El Orinoco Ilustrado y Defendido. Caracas. 1993. p. 249
[14] Rojas, Arístides. Leyendas Históricas de Venezuela. Caracas. Tipografía El cojo Ilustrado, 1888. p. 125
[15] Arcila Farias. Eduardo. Historia de la ingeniería en Venezuela. Tomo II, Caracas; Colegio de Ingenieros de Venezuela. Año Centenario 1861-1961. p. 480
[16]Cf. Nunes Díaz, Manuel. El Real Consulado de Caracas (1793- 1810), Caracas; Fuentes para el Estudio de la Historia Colonial de Venezuela, Ediciones de la Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia 1971, pp. 546 – 550.
[17] Humboldt, Alejandro. Viajes a las regiones Equinocciales del Nuevo Continente, Caracas; Monte Ávila editores Tomo III, 1991. p.53
[18] Ibídem. p. 54
[19] José Marcial Ramos Guedez. Historia del Estado Miranda, Caracas; Ediciones de la Presidencia de la República, 1981, p. 91.
[20] Pedro Cunill Grau. Geografía del Poblamiento Venezolano del Siglo XIX, tomo I, Caracas; Comisión presidencial del V centenario/ Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, 1998, p. 477.
[21] Humboldt. Op. Cit. Tomo V, p.141.
[22] Pedro Cunill Grau. Op. Cit. Tomo I, p. 473.
[23] Carlos D’Ascoli, Del Mito del El Dorado a la Economía del café, Caracas; Monte Ávila Editores, 1980, p.253.
[24] Humboldt. Op. Cit. Tomo III, p.151.
[25] O’Leary, Daniel F. Memorias del General Daniel Florencio O`Leary. Caracas; Imprenta Nacional, Tomo I, 1952, pp. 19-25
[26] Pedro Cunill Grau. Op. Cit. Tomo I, p. 481.
[27] Lorenzo vargas Mendoza, El tiempo esta puesto en Petare, Distrito Sucre- Miranda, 1980, p. 60.
[28] Cf. Eugéne André. Un Naturalista en la Guayana, Caracas, Colección Cuatricentenaria de Caracas, 1964, p.145. “Se dice que en 1844 se funda un pueblo llamado Libertad ó Mariches, que tutelará caseríos, haciendas y posesiones de la zona, allí esta incluida nuestra área de estudio”.
[29] Andrés Level, Informe sobre el estado actual de los distritos de reducción de indígenas, Alto Orinoco, Central y Bajo Orinoco y medidas que reclaman. Presentado a su Excelencia el Poder Ejecutivo por el visitador nombrado al efecto, Caracas, Imprenta Diego Campbell, 1950. pp. 11-12
[30] Lorenzo Vargas Mendoza. Aspectos Biográficos en Petare. Op. Cit. p.346.
[31] Schael, Alfredo y Martín Enrique. Transporte en Venezuela (Tomo II), Caracas; CONAC, s/f, p.19
[32] “Se aprueba un contrato para la construcción de un ferrocarril de Caracas a Santa Lucia, Los Mariches - Guarenas”, 1885, A.H.A.N, Ferrocarriles, Tomo 455, Folios 222 – 233, Nº 20
[33] Cf. Deyanira Méndez. “Vías de comunicación y medios de transporte en el municipio Sucre, el Estado Miranda. Siglos XVIII; XIX y XX. En Boletín del Centro de Historia Regional de Petare, Nº 7, 2002. p.42
[34] Suzuky Gómez. LA EMPRESA: FERROCARRIL CENTRAL DE VENEZUELA. Petare Valles del Tuy, 1985-1936. (The Venezuelan Central Railway Company Limited), Trabajo mimeografiado, UCV, 2002. p. 20. También ver a: Samuel Hurtado, Ferrocarriles y Proyecto Nacional en Venezuela (1870-1925), Caracas; Ediciones UCV/FACES, 1990, pp. 54, 186-188, 209-210, 215

[35] Susana Rivas. “Producción y comercialización de la caña de azúcar en el entorno petareño durante el siglo XIX (aportes para su estudio). En Boletín del Centro de Historia Regional de Petare, Petare; Fundación Cultural José Ángel Lamas / Alcaldía del Municipio Sucre, Nº 4, 1995 pp.35-66

[36] Vladimir Acosta. Op. Cit. p.436
[37] Lorenzo Vargas Mendoza. Op. Cit. p.348
[38] Domingo Manuel García Pérez. “El Estado Miranda y su evolución”, En: Boletín del Centro de Historia Regional de Petare, Petare; Fundación José Ángel Lamas, Nº 6, 2000, p. p. 3-18
[39] Pedro Cunill Grau. Op. Cit. tomo III, p. 1725.
[40] Actas del Cabildo de Petare. “Cuaderno de Actas del Consejo Municipal de Petare en 1862”, Petare; Publicaciones del Consejo Municipal del Distrito Sucre del Estado Miranda XI, 1861-1862, p.124.
[41] Coromoto Méndez Sereno. “El Cristo de la Salud”, En Serie: Tradiciones Culturales de Petare, Petare; Centro de Historia Regional de Petare/Fundación José Ángel Lamas, 1998, p.2
[42]Pedro Cunill Grau. Op. Cit. p. 1726
[43]Coromoto Méndez Sereno, “Bandas Corales y Asociaciones Musicales”, En Serie: Tradiciones Culturales, Petare; Centro de Historia Regional de Petare/Fundación José Ángel Lamas, 2005, pp.2-3
[44] Eugéne André. Op. Cit. p.110.
[45] Coromoto Méndez Sereno. “Peleas de Gallo / La Burriquita”, En Serie: Tradiciones Culturales, Petare; Centro de Historia Regional de Petare/Fundación José Ángel Lamas, 2003, p.1
[46] Norelky Meza. Estudio sobre Relaciones Compartidas en Poblados Rurales (1919-1939), Barinas; Ediciones de la Universidad Ezequiel Zamora, Colección Ciencias Sociales, 2000, p.67
[47] Coromoto Mendez Sereno.” Peleas…Op. Cit. p.2
[48] Norelky Meza. Op. Cit. p. 67.
[49] Ibídem. p. 66.
[50] Pedro Cunill Grau. Op. Cit. p.1731
[51] Eugéne André. Op. Cit. p.157.
[52] Ibídem. p.158.
[53] CF. Consuelo Ascanio. “Consideraciones sobre el café venezolano entre 1908-1935”. En Revista Tierra Firme, Caracas; Nº 12 (Octubre- Diciembre), 1985, pp.613-623
[54]Cf. “El Estudio de Caracas: Importante experiencia de Investigación científica e interdisciplinaria”. En: Anuario del Instituto de Antropología e Historia, Tomo II, 1965, Facultad de Humanidades y Educación, UCV, Caracas. pp. 453 “…no estudiamos a Caracas de manera exhaustiva, sino integral. Es decir nos orientamos hacia el conocimiento concreto de las relaciones trascendentes, el descubrimiento de sus formas organizativas, la dirección de su desarrollo y el ritmo de sus avances en la ruta del progreso…”. P. 365.” Cf. Maruja Acosta, Roberto León Briceño, Ciudad y Capitalismo, Caracas, Ediciones UCV, 1987, p.286 “En la historia de la humanidad la ciudad no es un hecho uniforme y repetitivo sobre el cual podemos establecer líneas homológicas fundamentales y sobre las cuales podamos sacar conclusiones evolutivas o de linealidad en la transformación; la ciudad es un hecho socialmente determinado, en consecuencia, las aglomeraciones humanas con alta densidad, dedicadas a labores no agrícolas, presentan entre si tales diferencias que no podemos decir que ha existido en una ciudad, existen muchas ciudades que debemos intentar comprender.”.
[55] Eliécer Hernández. “Producción de Café en Petare” (1920-1940), En Boletín del Centro de Historia Regional de Petare, Petare; Centro de Historia regional de Petare/ Fundación José Ángel Lamas, Nº 6, 2000, pp. 104-118.
[56] Ibídem. p. 109.

3 comentarios:

Fernando Biole dijo...

Excelente vuestro trabajo Petare es uno de los cuatro lugares históricos donde se introdujo la abeja melífera europea Apis mellifera en el cono Sudamericano, comparte este lugar de privilegio, con Colonia Sacramento (Uruguay) 1834, Rio de Janeiro (Brasil) 1839, Valparaiso (Chile) 1844 y Petare (Venezuela) 1856. Solicito a Uds si me pueden poner en contacto con el Profesor Coromoto Méndez Sereno. Mi nombre es Fernando Biolé. Soy historiador de apicultura. fbiole@telecelp.com.ar

Fernando Biole dijo...

Excelente vuestro trabajo Petare es uno de los cuatro lugares históricos donde se introdujo la abeja melífera europea Apis mellifera en el cono Sudamericano, comparte este lugar de privilegio, con Colonia Sacramento (Uruguay) 1834, Rio de Janeiro (Brasil) 1839, Valparaiso (Chile) 1844 y Petare (Venezuela) 1856. Solicito a Uds si me pueden poner en contacto con el Profesor Coromoto Méndez Sereno. Mi nombre es Fernando Biolé. Soy historiador de apicultura. fbiole@telecelp.com.ar

víctor perdomo fayad dijo...

ecelente trabajo profesora, muy bien, la información, le preguntaria si us. tiene la información sobre quienes fueron las primeras autoridadees que regían el cantón y si las mujeres participación en el proceso políticos del Canton de Petare.

Muchas gracias; victor perdomo


24 oct, 2017