martes, 8 de septiembre de 2020

CARACTERÍSTICAS DEL ADULTO EN SITUACIÓN DE APRENDIZAJE

Por Suzuky Margarita Gómez.
Consideraciones iniciales

Los adultos cuentan con el don de poder identificar cuáles son sus capacidades y en qué aspectos de su personalidad deben seguir trabajando en pos de mejorarse personal y profesionalmente. Además poseen un espectro amplio de su realidad, de su pensamiento crítico y complejo, por tanto poseen las competencias necesarias que le permite identificar que desean estudiar, como hacerlo y con qué habilidades cuentan, es decir, los adultos pueden y deben administrar su propio proceso de aprendizaje. No obstante, para que un adulto en situación de aprendizaje obtenga el éxito esperado debe contar con educador experto en andragogía que medie este proceso, con el fin como lo señala Castro Pereira (2017) de profundizar “los aspectos históricos, filosóficos, psicológicos y organizacionales de la educación de adultos” (p.3). Siendo la andragogía el canal donde converge todas las actividades educativas vinculadas en favor de los adultos que aprenden en las diferentes instituciones educativas.

Desaprender para aprender.

            La andragogía como se ha venido señalando puede definirse como una ciencia que busca tejer redes sobre la educación de los adultos. Esta consideración se hace ya que los adultos no aprenden como los infantes, sus prácticas formativas deben sostenerse sobre una organización que considere los andamiajes y encuadres propios de las experiencias particulares previamente adquiridas, es por ello que Capitillo Silva (2017) destaca:

…el facilitador debe utilizar procedimientos, métodos, recursos que contengan la contextualización de los aprendizajes y por ende la adecuada práctica educativa que conlleve a procesar el aprendizaje desde un enfoque de la construcción del conocimiento, donde el participante a partir de sus experiencias sume los nuevos saberes y sea creativo aportando a la producción del nuevo conocimiento (p. 4).

            Los adultos traen consigo un conjunto de vivencias, producto de su paso por la vida, es decir cada adulto lleva consigo un arsenal de información, que le poder ser útil, al momento de tener que construir su propio proceso de aprendizaje pero también le puede suponer un obstáculo por ese mismo arsenal también puede  contener malas prácticas, prejuicios, vicios, y recuerdos no gratos. Lo que decreta la importancia que tiene el desaprender para aprender. Pero el adulto que facilita el aprendizaje también debe desaprender y respetar el proceso del adulto que aprende, sobre esto se retoma a Capitillo Silva (Ob. Cit) cuando señala:

Cabe referir, el adulto no debe sentir que la interacción con los demás participantes y con el o los facilitadores sea parte de un protocolo sino más bien tomarlo de la manera más amigable posible… se puede decir, que ambos son adultos con experiencias, igualados en el proceso dinámico de la sociedad. Acá el tradicional concepto de uno que facilita conocimientos y otro que aprende, uno que sabe y otro que ignora en algunos casos, pero posee experiencias y saberes se transforman es una acción reciproca de aprendizaje (p.17).

          En la etapa de la vida adulta, la mayoría de las personas han estado en muchas posiciones de poder, bien sea como administradores de nuestras propias familias o desempeñando cargos de responsabilidad en empresas o trabajos. Es decir, han usufructuado el poder del adulto, debido a esto en muchas ocasiones pudiese sentirse rechazo sobre las personas que le concierne ser corresponsables en sus proceso de aprendizaje, sin estar conscientes pudiera desarrollarse “problemas de autoridad” que realmente pudieran ser “problemas de confrontación de ideas”, no obstante el facilitador según a Capitillo Silva (Ibídem) debe:

…poseer una madurez psicológica y emocional, acompañada de una formación humanística, científica, tecnológica y social, que le permita relacionarse de manera adecuada con los participantes y con quienes le rodean, posibilitando la transmisión de conocimientos a través de la motivación.

            En este sentido, el adulto en situación de aprendizaje debe ser colocado en el centro del proceso educativo, consensuando con su facilitador, todo aquello concerniente a la autogestión de su aprendizaje, será el quien decida que contenidos desarrollará, que métodos utilizará y como serán sus procesos de evaluación y coevaluación de los aprendizajes, entendiendo este según Sanz (1999):

…[como] el tránsito de una estructura psicológica familiar y segura, pero inadecuada para integrar todos los estímulos que se  reciben del exterior, hacia otra estructura desconocida pero con capacidad de devolvernos una mayor identidad social y también personal… es un proyecto  de vida personal, profesional o social… (p. 92).

En el aprendizaje del adulto ocurren circunstancias que se deben considerar, tales como que el adulto se inquieta seriamente  por los resultados de los procesos que emprende. Muestra responsabilidad, aceptado su grado de compromiso en la consecución de las metas trazadas, estén o no logradas. Toman las experiencias no satisfactorias de manera personal , lo que pudiera desencadenar en el abandono de su objetiva o en baja estima personal.. Sin embargo los adultos en situación de aprendizaje poseen  regularmente un alto nivel de compromiso.       

Consideraciones finales:

            Sobre la base de los planteamientos ya señalados, es necesario acotar que cuando un adulto se incorpora a un proceso educativo, lo hace desde el convencimiento de que necesita alcanzar nuevas experiencias y competencias, que le permitirán mejorar su calidad de vida, desarrollara nuevas habilidades sociales e interculturales y completara un conjunto de expectativas que lo llevaran a ser mejor profesional y mejor ser humano. No obstante, un obstáculo en este camino está determinado por la resistencia al cambio, lo que hace necesario que el interesado procure ejercitar las cuatro virtudes del buen aprendiz descritas por Andersen (2017): “Aspiraciones, conocimiento propio, curiosidad, vulnerabilidad” (p. 4-5), con el fin de obtener ventajas competitivas, ante la velocidad que impone la sociedad del conocimiento.

            Al referirse a las aspiraciones, el adulto en situación de aprendizaje debe elevar sus esperanzas como una clave-reto que necesita para aprender más allá de lo que se le pretende enseñar. Debe romper con las barreras que pudiesen representar la incorporación de nuevas experiencias de aprendizaje, se hace necesario el enfocarse en un ganar-ganar, es decir plantearse los beneficios de este nuevo conocimiento que se adquiere y con ello se podrán vencer las adversidades.

Asimismo, es necesario aumentar el conocimiento propio, conocerse asimismo, y no temer ante la evaluación que otros puedan hacer sobre nuestro trabajo académico e intelectual, aprender a escuchar las críticas, aceptarlas valorarlas e incorporar la autorregulación es proceso paulatino de crecimiento que algunos profesionales reconocen como una elevación de la conciencia. Debido a esto es necesario aprender a reflexionar y tomar conciencia de cómo se hace, con el fin de dar  valor a los aprendizajes y saberes que se obtienen a partir de estos ejercicios.

Con respeto a la curiosidad, los adultos que aprenden deben ejercitarla frecuentemente, ya que esto nos puede conducir a experimentar, crear y dar nuevo sentido a los conocimientos que ya hemos adquirido. Hay que manejar la técnica de la pregunta poderosa o generadora, redirigir las preguntas, entrenarnos en el cuestionamiento, y esto potenciará la creatividad.

 Y finalmente, hay que reconocer nuestra vulnerabilidad y nuestra “incapacidad para aprenderlo todo”, no debemos sentirnos culpables por necesitar ayuda, bien sea para incorporar nuevo conocimiento, para completar una tarea o para iniciar una nueva experiencia de aprendizaje. Por ello retomamos a Andersen (Ob. Cit.), cuando señala “cuando queremos aprender algo nuevo nos enfocamos en lo positivo y lo que ganaremos de ese aprendizaje y esto nos estimula a actuar” (p.5). Es conveniente, el auto estimulo constante al detectar inseguridades o frustraciones que pudieran surgir en nuestro proceso de aprendizaje y trabajar la constancia para mantenernos enfocados en las metas que nos hemos trazado.

 Referencias

Andersen, E. (2017). Curso de Iniciación, Lectura N° 3, El Adulto y sus características en situación de Aprendizaje. Caracas: Universidad Nacional Abierta.

Capitillo Silva, J. (2017). Curso de Iniciación, Lectura N° 2, El Adulto y sus características en situación de Aprendizaje. Caracas: Universidad Nacional Abierta.

Castro, M. (2017). Curso de Iniciación, Lectura N° 1, El Adulto y su Aprendizaje. Caracas: Universidad Nacional Abierta

Centro de Escritura Javeriano (s.f.). Normas APA sexta edición.

Sanz, F. (1999). Módulo II. República Dominica: Universidad Abierta Para Adultos.

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2 comentarios:

Andres Aguiar dijo...

Buen día mi estimada Dra. Suzuky, excelente trabajo felicitaciones
Un abrazo

Suzuky M.Gomez Castillo dijo...

Gracias Don Andrés, me estoy especializando esta área.