sábado, 17 de julio de 2010

Encuentro con el Águila y Caliban.


Una respuesta a “El Triunfo de Calibán” de Rubén Darío.

Por: Suzuky Gómez

Cuantos años entre tu ensayo y el mío, cuantas letras en tinta sangrienta ha corrido por los cuadernos de la historia de Calibán ¡perdón! de América Latina. Y sin embargo, cuantas recurrencias persisten entre tu tiempo y mi tiempo. Si hoy te es posible maestro, asómate a este joven siglo, y podrás observar que ni tu ni el General Bolívar se equivocaron al estudiar a esa gigante águila blanca, que cual “Prospero” en “La tempestad de William Shakespeare” utiliza sus poderes mágicos con la intención de sojuzgar y esclavizar esta “tierra de gracia”. Es el ave de rapiña un constante peligro ya que al levantar su vuelo rasante, empolva sin misericordia los espacios cercanos, más no vecinos, ya que para ella lo que no le pertenezca a su nido y le de provisión es solo patio trasero depósito de lo que no usara jamás, es decir una isla desconocida:

[Calibán] Persona de la obra dramática de William Shakespeare (1564-1616) La Tempestad (1611), caracterizado por el autor como “un salvaje y deforme esclavo y cuya imagen ha sido retornada por la intelectualidad latinoamericana como metáfora de América Latina…En La Tempestad, Calibán es tierra humanizada; es el único personaje de la obra que sufre una transformación anímica e intelectual; es la criatura originaria que se quedará en la isla al final de la comedia, un espacio terrenal que nunca será como antes de la llegada de Próspero y Miranda…

Hoy más que nunca poeta apoyo tu idea, sin embargo el Calibán de esta época no esta representado en el “Yankess”, sino en el sin patria que tú mencionas en la obra, aquel que lleva en sus hombros el peso de ser inmigrante, que quizás logre una ciudadanía, pero que nunca como el “Hombre Bicentenario”, podrá cambiar toda su sangre y la herencia que en ella corre, vivirá como “Yankees”, ocupara el nido de algún aguilucho, pero ni el ni su descendencia llegarán a ser “Yankees”. Rubén Darío expone:

…Y los he visto a esos yankees, en sus abrumadoras ciudades de hierro y piedra y las horas que entre ellos he vivido las he pasado con una vaga angustia. Parecíame sentir la opresión de una montaña, sentía respirar en un país de cíclopes, comedores de carne cruda, herreros bestiales, habitadores de casas de mastodontes. Colorados, pesados, groseros, van por sus calles empujándose y rozándose animalmente, a la caza del dollar. El ideal de esos calibanes está circunscrito a la bolsa y a la fábrica. Comen, comen, calculan, beben whisky y hacen millones. Cantan ¡Home, sweet home! y su hogar es una cuenta corriente, un banjo, un negro y una pipa…

Continuemos observando compañero, como se han multiplicado las injusticias, como el ave, en nombre de la paz y la armonía invade y destruye pueblos enteros bajo la premisa del control armamentista, es su mas sagrado deber el coordinar el nido extranjero, el dirigir los avances tecnológicos y posteriormente normar su funcionamiento, el institucionalizar creando organizaciones serviles y cómplices cuyo deber central es cuidar las reservas energéticas de otros nidos tercer mundistas, que no cuentan con la majestad de asumir sus propios retos y de crecer sin el amparo servil del águila blanca.

Mundo globalizado, territorios glocalizados, paz universal son las categorías que constantemente usan los lacayos que limpian el nido del ave de presa, y son pocos los que defienden la desgracia en la cual se ha a sumergido a nuestro pueblos mestizo, llenos de rebeldes células de diferentes edades, que han luchado toda la vida por una oportunidad de igualdad y crecimiento, seres humanos que creen que la alfabetización humanitaria debe estar por encima la tecnológica, que no consideran la globalización como el derecho a apropiarse de territorios que les son necesarios, sino que entienden al planeta como la patria común, donde todos habitamos pero donde las naciones tienen sus propios derechos y deberes y estos que deben ser respetados.

Escucho al pájaro volar muy cerca, consigo sus plumas a todo lo largo del camino, en algunas la mancha oscura del petróleo se ha fijado con tanta fuerza que pesa al levantarla, también he visto su excremento, lleno de esporas con nombres de guerreros orientales y latinos que como virus se han insertado en nuestras moradas, consumiendo y contaminando nuestra economía, través de negocios ilícitos donde la plus perversidad a sido la garante del éxito.

En otros casos el terrorismo de estado, promovido y sostenido desde lo mas alto del norte, se ha fijado como una escara que rompe la piel y deja ver el hueso, y que cuando ha hecho tanto daño y se vuelve una complicación se intenta curar aislado el virus del mundo, en algunos casos como en el Perú el mal fue arrojado al laberinto de Dedalus, en otros casos se congelan en laboratorios norteamericanos y franceses y mientras que otros han sido arrojos al viento en el desierto del medio oriente. Pero al igual que Rubén Darío:

No, no puedo, no quiero estar de parte de esos búfalos de dientes de plata. Son enemigos míos, son los aborrecedores de la sangre latina, son los Bárbaros. Así se estremece hoy todo noble corazón, así protesta todo digno hombre que algo conserve de la leche de la Loba No, no puedo, no quiero estar de parte de esos búfalos de dientes de plata. Son enemigos míos, son los aborrecedores de la sangre latina, son los Bárbaros. Así se estremece hoy todo noble corazón, así protesta todo digno hombre que algo conserve de la leche de la Loba…

Me reconozco, me identifico, yo sólo quiero pertenecer a la patria grande, no desciendo de Calibán, tampoco permitiré que el águila me envuelva y me lleve como comida a sus pichones, soy aire y tierra de América la Sur, sangre del Amazonas y fuego del Caribe vencedor.