sábado, 1 de abril de 2017

CALIDAD DE VIDA

Por Suzuky Margarita Gómez. 

Históricamente  el término calidad de vida es incorporado en los debates públicos  sobre  el ambiente y el menoscabo de los escenarios de  la vida  urbana, a partir de fines  de los  años 50 y comienzos  de los  60. El gradual  interés por estar al tanto  sobre bienestar humano y la incertidumbre ante  los  efectos de la industrialización de la sociedad, provoca la necesidad de evaluar esta situación desde las ciencias  sociales y es  ese momento que se formulan indicadores sociales y estadísticos que permitirían acumular datos vinculados que una vez procesados arrojaban un escenario aproximado de esta realidad.

Durante los  años 70 y comienzos de los  80 los indicadores se transformaron y se diferenciaron  entre sí, desarrollándose un concepto de  calidad de  vida que logra integrar todos las áreas de la vida, definiéndose este como proceso en continuo  movimiento, multidimensional y complejo, que hace referencia tanto a los elementos subjetivos  como también a los  objetivos. Entiéndase  que la calidad de vida está relacionada con la conciliación entre el sí mismo y el ambiente; y esta puede asumirse como la percepción que el ser  humano tienen de las posibilidades que  el ambiente  le proporciona  para satisfacer sus necesidades, la calidad de vida, entonces en la posición de Grimaldo (2011) es “…un proceso [en] desarrollo  y se  organiza a  lo  largo de  una escala continua  entre valores extremos de  alta u óptima y baja o deficiente calidad de vida…” (p. 175). En este sentido la misma autora señala:
A nivel operacional se define como el grado de bienestar a nivel físico, mental y social, que le permiten al individuo la satisfacción de sus necesidades individuales y sociales, en los siguientes dominios de la vida de una persona: Bienestar económico, amigos, vecindario y comunidad, vida familiar y hogar, pareja, ocio, medios de comunicación, religión y salud; medida a partir de las valoraciones y criterios; medida o a partir de los siguientes criterios: Calidad de vida óptima (estado de pleno bienestar físico, mental y social ), tendencia a calidad de vida buena (estado de bienestar físico, mental y social con ciertas limitaciones), tendencia a baja calidad de vida (estado de bienestar físico, mental y social con muchas limitaciones) y mala calidad de vida (estado de bienestar físico, mental y social con serias limitaciones). (p. 176).

En este orden Ardila (2003), plantea que la calidad de  vida es un estado de complacencia, emanado de las  potencialidades humanas, es la apreciación interna (subjetiva) de bienestar físico, espiritual, psico-afectivo y social  que un individuo ha  aprehendido con relación a las  dimensiones de su ambiente. Este autor indica  que  el ser  humano debe  tener  una  actitud  propositiva, abierta y de  resistencia a nivel personal, todo  ello con el  fin de lograr altos  niveles de calidad de vida, pues esto no obedece a los azares  del entorno sino a los esfuerzos que el individuo impulsa  para  estar  bien y obtener  la satisfacción con   las metas  alcanzadas. Esta  teoría no sólo valora si la calidad de  vida es buena o mala, sino que también compromete al ser humano y lo hace responsable en el tránsito  por  lograr una óptima  calidad de  vida. 

Referencias:  

Ardila, (2003). Calidad de vida: una función integradora. En revista: Latinoamericana de Psicología, n° 35, vol. 2, p. 161-164.
Grimaldo, M. (2011). Calidad de  vida en profesionales de la salud en la ciudad de Lima. En: Liberabit, vol. 17, n°2, p. 173-185 Disponible en .  [Consulta: 2014, Julio 4]

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