Por Suzuky Margarita Gómez Castillo
El género, como categoría social, es uno de los aportes teóricos más
relevante en la lucha de las feministas contemporáneas. Esta categoría de análisis
tiene su origen en la necesidad de advertir sobre las desigualdades entre
hombres y mujeres, destacando la diversidad de identidades, donde lo femenino y
lo masculino se construyen desde relaciones reciprocas, culturales e
históricas.
El género según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002) es
un:
[…] término [que] se
utiliza para describir las características de hombres y mujeres que están
basadas en factores sociales, mientras que sexo se refiere a las características que vienen determinadas biológicamente.
Las personas nacen con sexo masculino o femenino, pero aprenden a ser niños y
niñas que se convierten en hombres y mujeres. Este comportamiento aprendido
compone la identidad de género y determina los papeles de los géneros. (p. 7).
El género es una categoría transdisciplinaria,
que aplica un método holístico y apunta a las características y funciones tanto
psicológicas como socioculturales que se le asignan a cada uno de los sexos en
determinadas etapas históricas y dependiendo de las creencias de la sociedad.
Históricamente los géneros están representados en los sistemas de poder, bajo
un discurso hegemónico que demuestra la presencia de conflictos sociales. A los
efectos de esto, los problemas vinculados a las relaciones de género interrumpen
la idea de considerar natural estas desavenencias. Lo femenino o lo masculino
no representa el sexo de los sujetos, sino los comportamientos atribuidos a lo
femenino o masculino. Debido a esto Cabral (2013) sostiene:
Somos
portadores de un sexo-sexus dividido, parcelado, dicotomizado, fragmentado bajo
la excusa biohistórica de las naturales diferencias sexuales, en dos clases
sexuales bien diferenciadas: varones y mujeres, que devienen en seres
tipificados por la cultura dentro de un proceso de asignación de género
socialmente construido según lo que “corresponde” al comportamiento esperado de
lo masculino y de lo femenino, con el predominio del modelo masculino, que ha
virilizado la cultura y dominado la sexualidad. Entre los imperativos de la
cultura dominante, estos son algunos nudos críticos que atan desigualmente las
relaciones sociales de género. (pp. 4-6).
En este sentido, la
categoría género puede comprenderse como una respuesta sobre las formas que
toman las relaciones de género, que ha llegado a imaginarse como una respuesta
ante otras posiciones conceptuales, entre ellas la teoría del patriarcado.
Entre estas explicaciones, cabe agregar que aunque el concepto de patriarcado
resulto un aporte valioso para explicar la realidad que asiste a las mujeres,
este no fue suficiente para entender los procesos que se suceden dentro de las
estructuras sociales y culturales de la sociedad, limitando el lugar y la
inclusión de las mujeres en la realidad sociohistórica puntual.
Hecha
las consideraciones anteriores, se estudia el género como una construcción
social de las desigualdades sexuales, y también como un referente entre las
interrelaciones de lo femenino y lo masculino. Esta indagación posibilita
observar como surgen elementos que conforman la identidad del individuo, ya el
género es experimentado y caracterizado en persona en concordancia a factores determinados por
el grupo étnico, la raza, la clase social, la edad entre otros aspectos. En
este tenor, surge la idea de posicionamiento
la cual distingue que el análisis de género presume el estudio del
contexto en el cual se desarrollan las relaciones de género de hombres y
mujeres, considerando las diferentes y variadas
posiciones que ocuparan, proporcionándole un valor a las explicaciones
que se generan desde el uso de la categoría.
Significa
entonces, según Hernández (2006), “…es
posible constatar que toda la vida de los seres humanos se halla atravesada por
su condición genérica masculina o femenina…” (p. 3). Este hecho influye
directamente en la percepción de los sentimientos, la ideología y la manera de
actuar en perspectiva con la realidad, conformando la subjetividad individual. Es evidente, que la condición de
género interfiere en el acceso al patrimonio material y simbólico, los medios
de gestión y las acciones cotidianas. Dentro de los aportes que proporciona
esta categoría se encuentran estudios que evidencian que el género
funciona como un elemento básico en la ordenación social, y políticamente
impone un principio de jerarquía no obstante, es una categoría variable entre
los patrones culturales, con una sola constante transcultural, definida en la
supremacía del varón en contra posición al lugar de la mujer.
Referencias:
Cabral, B. (2013). Sexo,
poder y género (Tomo II). Caracas: Fundación Editorial El Perro y la Rana.
Hernández, Y. (2006). Acerca del género como
categoría analítica. En Nómadas. Revista
Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas (1) 13 1-10 [Revista en línea] Disponible en: http://pendientedemigracion.ucm.es/info/nomadas/13/yhgarcia.pdf [Consulta: 2016,
Marzo 8]
Organización
Mundial de la Salud. (2002). Informe
mundial sobre la violencia y la salud. Sinopsis.
Ginebra: Tushita Graphic Visión.
1 comentario:
Hola, la primera fotografia (del dibujo de hombres con traje de color y mujeres de color rojo/granate. Separados, los hombres a la izquierda) de quien es? O de que lugar la habéis sacado? La podria utilizar en un trabajo?
Muchas gracias
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