martes, 7 de agosto de 2007

Viaje de mil sabores, risas, ironía y fotografía


Por: Natalia Galvis Catarí


Nuestro viaje a Mérida fue de todos los sabores: amargo, dulce, salado. Quienes fuimos en la travesía nos preocupamos por comer, reirnos y tomar fotografías. Realmente fue un encuentro con la vida, pues habíamos pasado tres meses en otras situaciones que no me voy a nombrar aquí.
Bueno lo primero que nos impresionó es que conocimos unos bomberos en las cercanías de Mucubají que clamaban por un ladrón, pues sí como lo oyen, ellos les hubiese gustado tener el teléfono de un experto en abrir puertas de carros, para rescatar las llaves que Carolina dejó dentro del automóvil, cuando se bajó maravillada a observar a Mucubají, esa imponente laguna en medio del Páramo, con un clima agradable los primeros cinco minutos, porque hay que recordar que nuestra vida transcurre en medio de un desierto que se pone mas caliente a medida que se agrava el problema del calentamiento global.
A lo quince minutos de haber sucedido el problema de las llaves y una vez que el sol se ocultó y vino una gran nube gris con llovizna, los bomberos y el personal de Inparques (Mucubaji forma parte del Parque Nacional Sierra Nevada) procedieron a quebrar el vidrio del carro ya que nos estábamos congelando, sobre todo los dientes de tanto burlarnos. Mientras esto sucedía Pedrito Joel, el hombre que aprendió inglés viendo las series de Sony y yo, hablabamos con un grupo de jóvenes franceses (estudiantes de filosofía y arte) que grababan un documental sobre la situación política de Venezuela, escenario que describimos desde nuestra óptica de telespectadores ya que vemos excesos, oportunismos y efectos mediáticos. Paralelamente, Nadia se bajaba y se montaba de la patrulla de los bomberos porque no soportaba el ventarrón.
Al término de la jornada, nos dirigimos a Mérida, sus calles limpias, el mercado y el trolebús que es una belleza. Me encantaron sus estaciones, similares a las de los supersónicos, plateadas, con cristales, realmente le suma a la ciudad. Ni hablar de las plazas de esta urbe, todas tienen flores y están bien cuidadas, un espectáculo.
A mi no me dejaron ir a Birosca Carioca, un sitio para estudiantes y locos con la mejor música del mundo que es referencia en Mérida desde 1992, cuando fue creado como sucursal de otra igual que está en Petrópolis, Brasil. La gente que me cae bien, le gusta Viroska Carioca, pero como todo no es perfecto a mis pares en esta oportunidad no les apeteció. Por eso mi amiga karina Tamayo me dice que soy una Bohemia incomprendida.
Subimos en el teleférico hasta el pico Bolívar en cuyas cercanías había un poquitico de nieve y lagunas, las cuales son producto, repito, del calentamiento global. Arriba era soportable el frío, cosa que me preocupó.
En muchas oportunidades que había ido a Mérida de estudiante, pues soy egresada de la Universidad de Los Andes, Núcleo Táchira, nunca había visitado los parques temáticos como la Venezuela de Antier y la Montaña de los Sueños, los cuales son una excelente forma de hacer turismo por los caminos del imaginario del venezolano.
En la Montaña de los sueños, un parque cinematográfico, podemos hacer el show de Renny y ver a los artistas nacionales que han pasado por la pantalla del televisor de nuestros abuelos y tíos. Allí observé las maquetas de los cines de Caracas en los años 50, una verdadera belleza.
Están los carros presidenciales y fotografías de los mandatarios venezolanos como Marcos Pérez Jiménez, el hombre fuerte de los 50, el visionario que con su Nuevo Ideal Nacional, dibujó en todas las ciudades del país grandes monumentos al cemento que hoy forman parte de la trama de Barquisimeto, Caracas, San Cristóbal y otras.
Fue allí donde nos tomamos la emblemática fotografía para el periódico El Vigilante, el cual circuló en Mérida en la década mencionada. El titular anuncia que llegaron unos Top Model para un fastuoso desfile y entonces aparecemos nosotros, gordos, con los labios lo mas sensual posible, para retratar hasta la eternidad el espectáculo en honor a la ironía y al derecho que tenemos a burlarnos de las convenciones sociales. En ese instante ridiculizamos a Paris y sus amigas anoréxicas que seguramente no pueden comerse tres pastelitos de trucha aliñada en el Páramo La Culata, allá en la casa de Luz Marina, la bella muchacha con acento andino que declama poemas en medio de las flores moradas con fucsia, un soberano aguacero y el chocolate con canela,
Nos reímos hasta la muerte de los labios de silicón de todas las modelos del mundo en esta sencilla foto y de nuestro peso que sabemos nos merma la salud.
Somos así, nos creemos bellos, belleza, qué será la belleza? En este noema, nos vemos hasta que seamos viejos, fijamos las imágenes en nuestra cabeza, para cuando vengan los malos momentos, saquemos a los buenos y podamos compensar las cuentas en el tablero de las emociones.
Luz Marina nos contó que la filmaron unos estudiantes de cine de la ULA para una película sobre la muerte, no nos supo dar muchos datos sobre esa producción, sin embargo nos llamó la atención que algunos de sus numerosos poemas inéditos serán registrados en esa cinta.
La muerte, cuántas veces nos morimos?, nos morimos muchas veces, pero volvemos a nacer al otro día o a los días de nuestros duros golpes y cuando venimos al mundo están los panas, que en este caso pueden ser nuestros hermanos y tu mamá y tu hermoso cuñado que viene de otra cultura en la cual las emociones se administran dependiendo del tiempo y los impuestos.
Viva Luz Marina y sus pastelitos anónimos no promocionados por ningún medio, viva las ganas de viajar y la disposición a pasarla bien por encima de cualquier rollo y sobre todo viva la cordura de usar las fotografías para algo como este escrito en el que nos metemos con Paris, a quien no envidiamos para nada, porque es tan pobre que lo único que tiene es dinero, tan igual que la pobre Cristi Onasis, no es así Sabina?



Leyenda de la fotografia:
En la gráfica aparecemos Natalia, Nadia, Carolina, Pedro Luis, Pedro Joel Galvis y Tibizay Catarí, nuestra progenitora y nuestro cuñado Troy Bongui a quien cada vez que viene le gusta mas la comida venezolana.

1 comentario:

Elier dijo...

Saludos Susuky,
Espero te encuentre bien. Gracias por visitar mi blog. Ese viaje fue todo lleno de anecdotas y....frio (casi casi).
Respecto a la información de la bruja, vale destacar qiue el diario Yaracuy al dia posee una hemeroteca. Con toda seguridad esta alli la información sobre la voladora. Abrazos desde Cocorote