domingo, 27 de junio de 2010

Ensayo al estilo Montaigne


Capítulo I

De la costumbre de medicar a los otros

Por: Suzuky Gómez Castillo.
San Felipe – Yaracuy, 08-06-1967
Profesora-UPEL
Autora de: La Dolorita- Ejercicio de Reconstrucción Histórica.

El modo mas preciso de aliviar nuestros males físicos, es contárselos a las personas que vamos encontrando en el camino, cada uno desde su experiencia o su posición nos recomendará una bebida, una pastilla, un frotamiento, una oración o un ritual, que no solo podría aliviarnos o empeorarnos también, esa extraña costumbre nos alivia la necesidad que tenemos algunos de sentirnos útiles y necesarios o hasta sanadores como el creador.

Una extraordinaria dama se queja en la intimidad de un baño público sobre, el dolor que le ocasiona a sus pies la forma curva de y puntiaguda de sus zapatos de charol negro, una señora que asea el lugar le recomienda que se los quite, que se siente en el inodoro, coloque los pies en alto, descanse y que cuando llegue a su casa tome una infusión de manzanilla, y que por supuesto que no olvide comprar “Venasplant”, el cual es usado por su hija que trabaja en otra oficina, que usa tacones a altos y que recibió el consejo de otra chica del mismo lugar.

Abusus non tollit usus
El abuso no quita el uso

Modos et cunctarun rerum mensuras audebo
Me atreveré a dar los modos y las medidas de todas las cosas

Están grave esta costumbre que ya incluso los médicos la han incorporado, si se va aun consultorio, muchas revistas sobre medicina para la casa han sido reunidas en las mesas de las salas de espera, y durante el largo rato que esperamos al especialista, aprendemos que la sinusitis se cura inhalando agua de quinchoncho, que las 12 semillas de lechosa hervida en agua de pasote saca los parásitos, y que si tomo una copa de vino al día mejorare mi circulación y seré menos propenso a un ACV, porque también en esa largas sesiones de auto instrucción aprendemos a manejar categorías lingüísticas propias de las ciencias medicas, es que en nosotros "La fiebre de la enfermedad la provoca el cuerpo propio, la del amor el cuerpo del otro" en Corpus hippocraticum (Hipócrates).

Aegroto, dum anima est, spes est
Para un enfermo mientras hay vida hay esperanza

Es tan fuerte nuestra necesidad de curar, que nuestra nobleza innata nos lleva a probar con nosotros mismo diversas mezclas y bebedizos, el mismo “Juvenal Urbino se automedicaba con paliativos para le vejez” , nunca se sabrá cuantos siguieron esos consejos Haec ego non multis [scribo], sed tibi: satis enim magnum alter alteri theatrum sumus[1] "Yo no escribo esto para muchos, sino para ti: pues bastante teatro formamos entre tú y yo".que la imaginación de García Márquez plasmo en “el amor en los tiempos del cólera”.

De una u otra forma nunca nos falta la pastilla para el dolor de cabeza, la capsula para la muela, el masaje para el estrés todos vamos solícitos con la finalidad de activar nuestro don curador y cuanto placer sentimos aliviando el mal propio pero aún mas el ajeno. Son algunos tan excéntricos que hasta de moda han puesto los brebajes, en los años ochenta uno de los semidioses mas viriles de la América latina (por el número de hijos biológicos que se le atribuye), llego a decir que su mal de cáncer de próstata había sido curado por la “uña de gato” ((Uncaria tormentosa), la planta se comercializo y para todo se recomendaba, después de ella llego el Anamú o Mapurite, mientras que a comienzos del milenio todo lo curaba el Noni, fruto de olor pestilente, pero que de la venta ambulante, y ser recomendado no se porque botánico o yerbatero paso a mejorar su presentación en pastillas y jarabes,¡es mas! ahora dentro de su refinamiento lo acusan de “tahitiano”. Pero: "Tus fuerzas naturales, las que están dentro de ti, serán las que curaran sus enfermedades”, Hipócrates.

Haec ego non multis [scribo], sed tibi: satis enim magnum alter alteri theatrum sumus "Yo no escribo esto para muchos, sino para ti: pues bastante teatro formamos entre tú y yo".

Y en la actualidad la reina junto a las vitaminas para la eterna juventud es la “flor de Jamaica”, cuyas propiedades van desde hacernos perder peso, bajar nuestros niveles de colesterol, controlar la hipertensión. Pero reconozca con sinceridad ¿quién se las recomendó?, quizás la amiga, el novio, la chica del spot, tantas personas que se rinden ante el exquisito pero peligroso vicio de recomendar un producto para mejorar la salud de los otros.

"El arte es largo, la vida breve, la ocasión fugitiva, la experiencia falaz, el juicio dificultoso. No basta que el médico haga por su parte cuanto debe hacer, si por otro lado no concurren al mismo objeto, los asistentes y demás circunstancias exteriores."

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